lunes, 20 de abril de 2015

Pérdidas



   

    Ya nos lo dijo Elisabeth Bishop en su famoso poema: es todo un arte perder. Comenzamos perdiendo cosas: fotos, papeles, pequeños objetos importantes... para llegar a perder infancias, patrias, amores y dioses... Hace ya mucho tiempo que perdí a dios y fue por eso que tuve que empezar a escribir su nombre con minúsculas. Lo perdí a él al tiempo que perdí algo de mí misma: supongo que en él venía envuelta la inocencia tan frágil de la infancia, esa facilidad para creer y confiar...y es ahora , después de una ruptura complicada, que pierdo el amor con las mayúsculas en favor, eso sí, de un caleidoscopio de vínculos y afectos que nada tienen que ver con aquello que nos contaron.    

   Sigo todavía perdiendo, soltando lastre...
  



   El dibujo forma parte de una vieja colección de trabajos que, en los tiempos en los que se me permitía el lujo de aburrirme de vez en cuando, dibujaba en cuadernos que llevaba siempre encima. Cualquier momento vacío (una reunión, una larga espera en el médico...) era una excusa para dar rienda suelta a una idea. Ahora, con tantos niños alrededor, con tanto examen por corregir y tanta deriva existencial, noto que me pertenece tan sólo el instante justo en el que regreso a esos antiguos bocetos que revivo ahora como un extraño presagio, como si desde el pasado vinieran a desvelarme algún sentido...