domingo, 31 de diciembre de 2017

Serie Círculos de piedra









Ich lebe mein Leben in wachsenden Ringen,
die sich über die Dinger ziehn.
Ich werdw den letzten vielleicht nicht vollbringen,
aber versuchen will ich ihm.

Vivo mi vida en ondas crecientes
que se tienden sobre las cosas.
La última acaso no llegue a trazarla, 
pero voy a intentarlo.

Rainer Maria Rilke. El libro de las horas.








El primer círculo de piedra fue el intento de ilustrar el Odre de viento del que hablara Homero en la Odisea. El hallazgo originó el encuentro con una primera forma elemental que recordaba lo narrado en los viejos libros de los presocráticos: aquella sustancia cuyos elementos opuestos eran capaces de engendrar, mediante el enrarecimiento de uno de ellos (el agua), el barro del que surgiría la vida.

Y es así porque alrededor del Círculo se sedimenta el pigmento dando lugar a una variada orografía llena de texturas diversas que se hunden en el centro dividiendo, por así decirlo, el papel en dos mundos, un exterior de tierra o barro y un interior más etéreo, difuminado y casi iluminado, creando una dimensión distinta, un túnel hacia “lo otro”, a la manera de un agujero de gusano. Un centro hipnótico que recupera un arquetipo que a la vez es figura cotidiana: los posos de los vasos, los cercos de las tazas, platos y objetos corrientes que dejan a nuestro lado restos de ese pasado geométrico.
La serie de compone de círculos que se han formado durante unos cuatro años (cinco contando el correspondiente al 2018)  generando orografías que van desde una figuración ancladada en un primer momento a las palabras (las primeras estructuras se ilustran con fragmentos de poemas) hasta una abstracción sin apenas manipulación. Más tarde, cada producción será tratada de forma individual, superponiendo materiales hasta conseguir el resultado final.


Las obras se muestran enmarcadas en cajones de madera de gran profundidad que generan la sensación de que la obra “flota” dentro de ella y que simulan, en contraste con el misticísmo de la forma que contienen, cajas de juguete que pudieran abrirse libremente y al arbitrio del espectador. Como si la geometría, antaño considerada divina, pudiera encontrarse hoy al alcance de la mano, como si el círculo interior que se hunde en el breve espacio de la hoja pudiera estar a nuestro alcance.




Espejo. Acuarela en cajón contenedor de 25 x 23 cm.


Waterproof 80. Acuarela con superposiciones en cajón contenedor de 30 x 30 cm.



Espejo. Acuarela en cajón contenedor de 23 x 25 cm






L'adéu. Acuarela en cajón contenedor de 30 x 30 cm.







Círculo de acuarela con superposiciones en tela de saco. 20 x 21 cm








Espejo. 21 x 23 cm.








Lluvia. Acuarela con superposición en lienzo. 22 x 23 cm.







Espejo. 23 x 24 cm.








Forma primera. 23 x 24 cm.